La importancia de los juguetes en la vida social
El juego, constituye un lenguaje natural y espontáneo en la vida del niño/a; permite la libre expresión de emociones, sentimientos así como la interacción con sus amigos/as y adultos. En la actualidad, los juegos tradicionales están perdiendo su valor psicopedagógico, debido a la electrónica, juguetes de fabrica o artificiales. Es por ello, que hacemos un llamado a las educadoras del centro de desarrollo infantil “Santa Ana de los Ríos”, ha incluir, juegos tradicionales en sus planificaciones curriculares como recurso metodológico, el mismo, que será, pilar fundamental en el desarrollo integral del niño/a.
El juego, es considerado como un mediador, del desarrollo
socio - afectivo en el niño/a, el cual fortalece las bases de
la socialización, en la formación de la personalidad. Esta
actividad lúdica, facilita el desenvolvimiento social,
proporcionando oportunidades de interacciones positivas,
en las cuales los niños/as, tengan experiencias, relaciones
sociales, proporcionadas por la familia y por lo adultos del
entorno social, de ésta manera, el infante irá construyendo
autonomía, sentimientos de amor propio (autoestima),
actitudes positivas y seguridad emocional.
Los individuos aprenden, normas que regulan su
comportamiento, siendo trasmitido de generación en
generación y es en donde la primera infancia tiene un
proceso de socialización más intenso, ya que la afectividad,
es fundamental en el desarrollo de la personalidad del
niño/a.
En los primeros años de vida, la comunicación, es de gran
importancia, ya que los niños/as, empiezan a tener
contactos sociales, con el medio que los rodea.
El juego tradicional, es considerado como un recurso
psicopedagógico, para afianzar el desarrollo socio -
afectivo y cognitivo por ello, que las educadoras/res deben
propiciar ambientes lúdicos rodeados de amor, afecto, que
brinden seguridad, confianza, expresión de sentimientos,
emociones y pensamientos; ayudando a que logren un
equilibrio y control, para favorecer el desarrollo integral.
Para ello, se incluyen varios juegos tradicionales con los
cuales se puede beneficiar el proceso afectivo, en los
infantes.